sábado, 19 de julio de 2014

41K Cercedilla Trail Race - 19 de Julio de 2014


Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes.

Por Angel Rodríguez Elices

He decidido estrenarme en Montaña nada menos que con un maratón, nada menos que con 3.350m de desnivel positivo, nada menos que con la Cercedilla Trail Race, perteneciente al circutito emm (European Mountain Marathon), nada menos que con Luis Mira.

La prueba contempla tres distancias: 41K, 25K y 11K.  Yo quería empezar con mis entrenos de cara al Desafío Cantabría  al que iba a ir con Luis (para el que finalmente nos quedamos sin dorsales porque en tan solo 20 minutos se agotaron los 220 disponibles).

Luis propuso correr la 25K pero yo preferí la 41K.   Si yo ya he corrido cinco maratones de asfalto, y seis ultras de 100Km, ¿por qué no ir a hacer la larga?. ¡Yo tengo motor de sobra!.

Qué equivocado estaba.

A la prueba se apuntó sin pensárselo dos veces el incombustible Joaquín. ¡Qué tio!.

La semana anterior me compré mis primeras zapas de montaña, unas ASICS Fujitrabuco Trail 2, a las que no me dio tiempo a hacer más que 16km de rodaje en dos salidas por el Monte del Pilar.   El día antes de la carrera me llegaron mis bastones comprados de urgencia en Amazon.

Peor fue lo de Joaquín, que la noche anterior se fue a comprar sus primeras zapatillas de montaña y se le olvidaron en casa (tampoco estaba muy convencido de la compra), así que corrió con unas viejas de asfalto y sin bastones (se le había roto uno). ¡Que más da!. Y sin geles ni barritas... ¡Y qué importa!.

Me recogió Luis en casa el viernes por la tarde y dormimos en Cercedilla en su palacio rodante.  Una chulada.  Cenita de hidratos, cervecitas, y a dormir que mañana viene un día duro (no sabía yo cuanto).



¡Todo listo!
El sábado amanece con una temperatura ideal. Probablemente ni en nuestros mejores sueños habríamos pensado que en julio podíamos tener un día de 10 grados, con máximas de 20, previsión de lluvia a partir de las 14:00... vamos, un lujo.

Nos encontramos con Joaquín en la salida.  Yo super animado. Solo 196 corredores se han atrevido con la 41K, que sale a las 7 de la mañana (otros 500  correrían la 25K a las 9, y más tarde salen los de 11K).

Antes de nada os recuerdo que esta es mi crónica, la de Ángel.  Probablemente la de Luis y Joaquín sea menos dramática porque ellos están más preparados por piernas, por cabeza, y sobre todo en el caso de Luis, por tablas.

La carrera empieza y no tardamos mucho en abordar la primera de las cuatro subidas importantes, desde los 1.192 m a 2.005 m en apenas 5 Km.   Fue poco antes de llegar a la Peña del Águila cuando empecé a plantearme si lo de hacer un maratón de montaña había sido buena idea.   Me considero duro, y ademas me suelo crecer en las subidas, pero esto que estaba viviendo era demasiado, los cuádriceps ya no me respondían y solo llevaba 7 Km.

A Luis y Joaquín no les podía seguir y casi todo el tiempo iban bastantes metros por delante de mi, pero cuando la distancia se hacía grande bajaban el ritmo para que nos reagrupáramos.

Una vez en la Peña del Águila descendimos hacia el Collado de Marichiva, donde teníamos nuestro primer avituallamiento.  Cocacola, isotónica, agua, naranja y plátanos.

Bajamos hasta las Dehesas, y a medida que bajo me inunda una sensación entre "joder que bonito es esto" y "joder lo que voy a tener que subir ahora", que podemos resumir con la intersección de ambas frases:  "JODER".

Mapa de la carrera
Y jodiendo jodiendo, llegamos de nuevo al avituallamiento del Collado de Marichiva. Yo desde luego llegaba bien jodido, y más sabiendo que teníamos que seguir jodiendo hasta la cima del Montón de Trigo. Que lo malo no es subir, que si hay que subir pues se sube y ya está. Lo malo es hacerlo intentando seguir a Mira y a Joaquín.


Al llegar a Cerro Minguete me dió un "no se qué que qué se yo" en el gemelo derecho que reconozco que me preocupó porque pensé que a lo mejor se había roto algo. El gemelo se movía solo como si tuviera un alien dentro.  Pero resulta que eso es lo que debe pasar cuando se te monta el gemelo.  Luis y Joaquín que me vieron caer volvieron sobre sus pasos para ayudarme, y en seguida se me pasó el dolor intenso aunque durante los siguientes kilómetros bajé el ritmo porque tenía calambres en cuanto apretaba el paso.

Hemos subido 785 m en 5,8 Km. Los paisajes son indescriptibles.  Desde Montón de Trigo parece que puedes ver todo el mundo.  La temperatura aquí se había desplomado y hacía muchísimo viento, pero daba pena irse.  Tras un minuto y medio de observación del entorno, que sirvió de excusa para una ligera recuperación muscular, comenzamos a bajar por una zona complicada con piedras imposibles.  Joaquín se quedó "atascado" en las rocas pero nos dio caza en unos diez minutos, aunque no llegó a tiempo de ver como me calcé dos ostias consecutivas en la bajada hacia el Puerto de la Fuenfría que me dejaron las manos y piernas ensangrentados (nada que no cure un poco de betadine).

El último tramo antes de llegar al avituallamiento de la Fuenfría lo bajamos como si nos persiguiera un tiranosaurio.  A toda ostia.  Yo iba detrás de Luis pensando 'pero ¿que le pasa a este?. ¿porqué se juega así la vida?' y rezando por no tropezarme con una raíz o con una piedra.

A Luis parece que los avituallamientos le dan alergia, o que le debe dinero a alguno de los que está allí, porque no para ni un segundo.  Uno cuando llega al avituallamiento dice "yo tengo que llenar la camelback", "me como un plátano y un trozo de naranja", "bebo un poco de cocacola"....  Luis no. Luis solo dice "Voy tirando".  Y va tirando...

Y tú tiras detrás, y al final le pillas porque él te espera mientras tira. Pero no deja de tirar.



Ya llevamos la mitad de la carrera.
¡Ya la mitad! :-) .
No... ¡SOLO LA MITAD!. :-(

Este tramo me trae recuerdos de la Madrid-Segovia, solo que vamos por la calzada romana.  Pasamos por la Fuente de la Reina y bajamos hasta una altitud de unos 1.500m para volver a tomar una senda de subida de unos 300 m en 3 Km.   Es la subida más corta, pero mis piernas ya no me responden.  Tengo que parar a tomar resuello y dejar que el músculo descanse en los tramos en los que la cuesta es mas píndia.

De nuevo en la Fuenfría.  El cartel del avituallamiento dice que estamos en el 27,4, pero mi GPS ya marca 30Km.  El GPS de los otros corredores también marca 30Km. Por si llevara poco jodimiento encima, resulta que no iban a ser "solo" 41Km.

Empieza otra bajada. Ni rastro de los calambres, el gemelo perfecto. Tengo dolores en los tobillos, sobre todo el derecho.  Y estoy cansado, muy cansado.  En cierto modo preocupado, porque creo que puedo estar enfrentándome al primer abandono de carrera de mi vida.  Pero me viene a la memoria la frase de "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes" que tantas veces me ha ayudado.  Si he venido, es para hacerlo.

Bajamos hasta la Calzada Romana para iniciar la última y más dura de las subidas.  Luis hace lo posible por que le siga de cerca, pero yo no puedo más.    Subo
andando y me distraigo hablando con otros corredores que estan como yo, reventaos.  Me paro cada dos minutos un corto espacio de 15 segundos porque las piernas no son capaces de subirse a la piedra siguiente, tomo resuello, me cago en alto, maldigo, y sigo subiendo. En total son 527 metros de subida en 5 Km, pero a mi me parecen más de todo.  Miraba montaña arriba y parecía no terminarse nunca.   Miraba el reloj y los metros no avanzaban,  aunque yo sabía que las piernas aunque despacio, se movían.

Paso por Collado Ventoso (que ya sé porqué se llama asi), que da un respiro de apenas 200 metros a la cuesta y tras una nueva subida finalmente llego a la cima de Siete Picos (segundo pico). No me lo puedo creer.   Este es el mejor momento (psicológicamente hablando) de la carrera.  Está nublado, hace un frío del copón, un viento huracanado, la humedad hace que parezca que está lloviendo, estamos mojados.  Luis y Joaquín han debido de iniciar la bajada hace rato. Me encuentro con unas chicas que dicen ser las últimas de la 25K, las adelanto pero este inicio de bajada no permite trotar, es demasiado trabado. Las piernas me flaquean, están tan cansadas que a veces les cuesta mantener la verticalidad y tengo varios tropezones sin consecuencias.

Bajada. Todo bajada hasta meta. Aprovechando las últimas fuerzas me arranco en un 'sprint' (por decir algo). Me encuentro con Joaquín y un poco más abajo con Luis que nos está esperando en una zona menos fría.

La carrera ya está hecha.  Un poco más larga de lo esperado (terminan siendo casi 43Km), pero para mi muy emocionante.

¡Prueba Superada!
Cuanto más dura y difícil es la prueba, mayor es la recompensa personal de cruzar la meta.  Sé que mi segunda vez va a ser más fácil, voy a estar más preparado de cabeza y de piernas, pero de esta me llevo un buen aprendizaje.

Lo mejor:

  • El placer de correr con Luis y Joaquín.  A los dos les doy las gracias por esperarme y renunciar a hacer mejores tiempos.  La próxima vez estaré mejor entrenado y podré seguiros el ritmo.
  • Haber terminado.  Esta no era una carrera para principiantes de montaña, como yo, y aún asi he cruzado la meta.  Casi todos los inscritos eran unos máquinas y aún así alguno entró por detrás mía (no digo "nuestra" porque la posición de mis compañeros de 'lalarga' era ficticia, estaba condicionada a la mia).
  • Haber llevado el nombre de "lalarga" a lo más alto, quedando como equipos en una honrosa novena posición (los tres miembros del equipo 'calambres' nos adelantaron en los últimos metros).  Y no, no fuimos los últimos.
Lo menos importante, la clasificación.  Poco menos de 8 horas , en el puesto 120 de 143 que han entrado en meta (más de 50 abandonos).

Para mi ha sido una gran experiencia, seguro que para Luis y Joaquín también.  Para ellos, este breve vídeo que no refleja ni la dureza de la carrera ni lo espectacular del paisaje, pero que permite tener un recuerdo de 2 minutos.


La camiseta es bastante chula, la primera que tengo de running con bolsillos.

Esta edición ha estado llena de momentos tensos, por lo visto ha habido bastantes incidentes incluyendo el rescate de algún corredor en la montaña (ver video en este enlace)

Por ponerle alguna pega a esta carrera, a destacar la ausencia de agua caliente en las duchas del polideportivo, de sólidos en los avituallamientos, y de líquidos en la paella final (ni un triste vaso de agua).   Si la paella la hubieran llevado a meta, se habría agradecido más y habría ayudado a animar la fiesta,

Ángel Turboelices


"…un maratón muy potente, sin descanso para la piernas, con subidas interminables, pedreras, bajadas técnicas…viendo que muchos corredores pasaron de las siete horas y que 60 de 200 no acabaron lo dice todo…".  

Luis Mira


¡Que bien os habéis portado, trabuquitos!






















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